La cocina es mucho más que preparar comida: es una experiencia sensorial, una forma de expresión creativa y una habilidad para toda la vida. Inscribir a los niños en clases de cocina no solo les enseña a preparar recetas, sino que entran en contacto con alimentos, pueden experimentar, crear, ver cómo pasan de ser ingrediente a un plato elaborado, también fomenta su independencia, su creatividad y su conocimiento sobre una alimentación saludable. Pero, ¿cómo elegir la mejor opción para ellos? Te recomendamos las mejores escuelas y clases de cocina para niños, niñas y adolescentes.
¿Qué encontrarás aquí?
¿Por qué apuntar a los niños a clases de cocina?
Las clases de cocina no solo les enseñan a lxs niñxs a preparar platos deliciosos, sino que también les dan herramientas para la vida diaria. Aprenden a organizarse, seguir instrucciones y a ganar confianza al ver lo que pueden lograr con sus propias manos.
Y si de nutrición se trata, la cocina es el lugar ideal para que descubran lo que hay detrás de los alimentos que consumen. Al enseñarles a preparar sus propios platillos, comienzan a entender la importancia de una alimentación balanceada. En clases de cocina, los niños pueden experimentar con ingredientes saludables, ver cómo un ingrediente se combina con otros y se transforma en una preparación deliciosa y, lo mejor de todo, ¡sin que te des cuenta, pueden empezar a probar nuevos alimentos!
Cocinar también implica interacción y trabajo en equipo. Ya sea en clases grupales o cocinando en casa, lxs niñxs aprenden a colaborar, a esperar su turno y a resolver problemas. La cocina fomenta el desarrollo de habilidades sociales y emocionales mientras se divierten. Es un espacio perfecto para compartir en familia, reírse juntos y disfrutar del proceso. Así que, si estás buscando una forma creativa y educativa para que tu hijx se divierta mientras aprende algo nuevo, ¡apuntarlos a clases de cocina es una gran opción!
Las mejores escuelas de cocina para niños
The Playcook Kids
The Playcook nace con la misión de transformar la alimentación en una experiencia gratificante, placentera y positiva. Con esta misión, los nutricionistas Gerard Pintó y Oriol Cabanas, crearon este proyecto con el objetivo de ayudar a sus pacientes a adoptar hábitos saludables a través del placer de cocinar. Su filosofía se basa en el proverbio chino: No dar pescado, sino enseñar a pescar, promoviendo así la creatividad en la cocina y el disfrute al abrir las neveras de sus casas, y combinar y degustar alimentos frescos y naturales con recetas originales, fáciles y sabrosas.
Con el éxito de esta iniciativa entre la población adulta, deciden años más tarde expandir su proyecto al público infantil, entendiendo que los primeros años de vida son cruciales en la formación de hábitos alimentarios. Es así como nace The Playcook Kids, su segundo proyecto en el que los niños no solo aprenden a cocinar, sino que desarrollan una relación positiva y autónoma con la comida.


Cristina González-Campins, coordinadora de The Playcook Kids, explica: «Podemos enseñar a los niños a disfrutar de una alimentación nutritiva sin que sea una dieta rígida, sino un hábito. Buscamos llegar a los más pequeños de manera humana, respetuosa, no desde la imposición del mundo adulto, sino que el niño sienta que es autónomo, que lo hace porque él quiere y que realmente este tipo de alimentación le hace disfrutar. Lo hacemos a través del juego, de la diversión, del respeto, y de la propia experiencia, situando al niño/a como protagonista».
Dentro de su oferta, la actividad estrella de The Playcook Kids son las actividades extraescolares. “Al tratarse de una actividad recurrente, nos permite desarrollar un programa de educación nutricional sólido, innovador y experimental diseñado por nuestro equipo de nutricionistas y chefs” apunta Cristina González.
El programa incluye diferentes acciones, como por ejemplo la exposición progresiva y positiva a grupos de alimentos menos aceptados por los niños, como son las legumbres, las verduras, el pescado y las frutas. «No buscamos enmascararlos ni disfrazarlos en versiones ‘healthy’, sino presentarlos en su esencia, combinándolos con otros ingredientes mejor aceptados, como podría ser un pan de pita integral, u otros alimentos a base de carbohidrtaos complejos, lácteos, etc. Esta combinación permite ir difuminando sus aversiones y potenciándote su interés y aceptación hacia nuevos alimentos«, señala Cristina.
Otro de los objetivos es aumentar su cultura gastronómica, exponiendo todo tipo de especies, ingredientes, mostrando lo que desayunan en otros países y animando a los niños a conocer y enriquecerse culturalmente, viajar a través de la cocina.



Los casales de The Playcook Kids también son muy interesantes e innovadores. Ofrecen programas en verano, Semana Santa y Navidad, de 9 a 15h. Durante estas jornadas, los niños cocinan su propio desayuno y almuerzo, combinando la experiencia gastronómica con momentos de juego y salidas semanales a la piscina u otras temáticas, como la visita a un mercado local. La rutina de los casales incluye la presentación del recetario del día, la elaboración de las recetas en equipo y la degustación de cada comida en un ambiente relajado y educativo.
Además, The Playcook Kids organiza fiestas infantiles con talleres adaptados según la edad de los participantes. Desde talleres de recetas dulces en los que prepararan cupcakes, cookies o su propio pastel de cumpleaños, talleres como el de pizza, sushi o incluso su actividad estrella, “MasterCook».Divididos en equipos, cada grupo recibe una caja sorpresa con ingredientes para crear un plato, siguiendo las indicaciones de chefs especializados y a contrarreloj.
“No buscamos la competitividad, no buscamos un ganador, perseguimos trabajar la cohesión entre el equipo, que aprendan y se den cuenta de la importancia del trabajo en equipo, de la comunicación amable, la igualdad de roles, la limpieza, el orden y la creatividad para que el resultado final sea exitoso», comenta Cristina. A través de este formato, los niños experimentan la cocina como un reto divertido y enriquecedor.
Otro de los pilares fundamentales de The Playcook Kids es su impacto más allá de las familias. Ofrecen extraescolares, casales, talleres y excursiones educativas donde los alumnos conectan sus aprendizajes con la cocina. Una de las actividades que este curso está teniendo muy buena acogida entre los centros educativos son los day-trip, excursiones a los locales de The Playcook para poner en práctica materias trabajadas en el aula. Cristina menciona, “En nuestro catálogo tenemos talleres sobre ciencia y cocina, en los que trabajamos las reacciones que suceden en una cocina, talleres de desayunos y meriendas nutritivas, algunos que trabajan la reducción del desperdicio alimentario y la sostenibilidad, entre otros».



Tal como destaca Cristina “Nuestro proyecto quiere impactar a todos los protagonistas de la alimentación de un niño, desde ellos mismos y sus familias, como los docentes y los monitores de comedor, que son quiénes acompañan a estos niños en la hora de comer”. Por lo que también ofrecen asesorías y formaciones para los responsables de las cocinas, los profesores y los monitores de comedor, promoviendo una alimentación infantil basada en el respeto y el disfrute, sin imposiciones, pactos ni castigos. Fomentándo una alimentacion nutritiva pero flexible y consciente.
Cristina resume el espíritu de The Playcook Kids con claridad: «No pretendemos únicamente enseñar a cocinar, sino utilizar la cocina como herramienta para la adquisición de hábitos alimentarios nutritivos en todos los sentidos. Vamos más allá de enseñar a cocinar, perseguimos que los más pequeños disfruten de la mesa y el acto de comer. Alimentar a un niño no es solo decirle qué debe comer, sino acompañarlo de forma respetuosa, consciente y amable, compartiendo la mesa con él, para que descubra y disfrute desde la autonomía». En sus espacios, los niños no solo aprenden recetas, sino que desarrollan creatividad, trabajo en equipo y una relación sana y positiva con la alimentación.
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Roc35
Ubicado en una antigua y tradicional fábrica de harina, Roc35 es ha reconvertido en un espacio gastronómico donde tanto niñxs como adultxs pueden sumergirse en la gastronomía. Su director, Ascanio Pannuti, el director, menciona: “Aún tenemos la antigua báscula industrial, que mantiene la esencia, pero además sigue en funcionamiento, y los niños y niñas se divierten jugando, se suben de a 15 o 20 y se pesan en conjunto”.
Roc35 de divide en cuatro pilares: roc&business, ideal para eventos corporativos, roc&food dedicado a impartir talleres gastronómicos y eventos culinarios lúdicos y participativos, roc&fun ideal para celebrar eventos, cumpleaños, bodas y roc&kids especializado en actividades para niños, tales como talleres de cocina y casales.


Haciendo hincapié en roc&kids, Ascanio menciona “ Durante el verano, dedicamos el mes de julio a realizar casales para niños de 6 a 13 años, con diferentes temáticas. De hecho una temática es la harina, para mantener la esencia de Roc35, haciendo hincapié en los productos de horno,pasta, pizza, pan. Comenzamos desde las bases hasta llegar a preparaciones un poquito más elaboradas”. También hace hincapié en la importancia de adaptar las clases para cada niño según su edad, nivel, posibilidades e intereses, asegurando que todos aprendan y se diviertan.
Dentro de la oferta de casales, destaca uno llamado “Cocinas del mundo” en el cual los niños y niñas realizan un viaje a través de la comida. Cada día recorrerán un nuevo país, no sólo con recetas típicas guiadas por un chef del país en cuestión, sino que también con una pincelada de cultura e historia.



Teniendo en cuenta que para Roc35 el producto es la base, durante los casales los niños trabajan desde cero con productos frescos, de temporada y los transforman en comidas y elaboraciones frescas. Ascanio destaca: “Lo que impulsa la esencia de Roc35 es transmitir la pasión por la comida, por el buen comer, por el cocinar, por el producto fresco. Buscamos recrear la clásica cocina en casa, con los padres, con los abuelos, donde el niño aprende a cocinar en un ambiente cálido y con productos de calidad”.
Roc35 es un sitio especializado en gastronomía, por lo cual es el sitio ideal para los apasionados, pero también para aquellos que tienen intriga o interés. Ascanio menciona “Tenemos una estructura profesional, con cocineros profesionales pero a la vez cercanos, y monitores especializados. Impartimos las clases en cocinas profesionales, los niños utilizan máquinas al vacío, secadoras y un montón de herramientas y solo al entrar en la cocina ya se llenan de ilusión, se vuelven locos”.
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Espai Granada
Con una trayectoria de más de siete años, Espai Granada se ha consolidado como un espacio gastronómico que promueve la cocina saludable, el producto de temporada y proximidad, y la alimentación consciente. Comenzó con un enfoque orientado a talleres para adultos, showcooking y team buildings, pero al poco tiempo notaron la importancia de extender la propuesta a los niños. Silvia Nonell, la directora, menciona: “Cuando son niños es cuando se empieza a aprender, a comer, a conocer la gastronomía, a tener otros intereses, y nos dimos cuenta de que los niños tenían mucho interés”.
Su esencia se basa en tres pilares: la conciencia por una alimentación cuidada y saludable, el respeto por el medio ambiente y la creatividad en la cocina. Al mismo tiempo, el equipo que forma Espai Granada lo transforma en un sitio único, tal como menciona Silvia: “Nuestro equipo lleva años trabajando todos juntos, en una misma dirección, siempre en busca de propuestas originales, saludables y actualizadas. Investigamos constantemente nuevas formas de acercar a los niños y adultos a la cocina, a la comida, para que experimenten nuevas maneras de descubrir la cocina».


Dentro de la oferta pedagógica de Espai Granada destaca el programa de talleres en familia, que busca fomentar la conexión y unión de padres, madres, hijas e hijos con la cocina. «Es muy curioso ver cuando llegan niños desde los dos años junto con sus padres, todos con cara de miedo, porque tal vez son muy pequeños, y estarán en una cocina, con cuchillos. Pero, ¿sabes cuál es el placer más grande? Ver la cara de descubrimiento de ambos. Ver a los niños que de repente tienen que cortar, hacen una masa, juntos descubren el placer de hacer, de disfrutar y luego comer lo que cocinaron», menciona Sandra Szasz, chef encargada de las actividades infantiles.
Además, Espai Granada ofrece actividades extraescolares semanales en las que los niños pueden experimentar y elaborar todo tipo de recetas en un ambiente bilingüe, combinando el español y el inglés para enriquecer su experiencia. Sandra destaca “Los niños son inquietos y curiosos, y aprovechamos esa energía para que, a través de catas, olores y texturas, desarrollen una memoria gustativa. Así, fortalecen su relación con la comida. Al descubrir cada receta y aprender nuevas técnicas, incorporan experiencias que los marcan para siempre y ya comienzan con una relación positiva con la comida que los acompañará siempre”.



Espai Granada también ofrece casales gastronómicos de Navidad, Pascua y verano. Cada semana se trabaja con una temática diferente, elaborando siempre recetas nuevas. Sandra detalla: “En los casales cocinamos, aprendemos, nos divertimos, comemos lo que cocinamos, charlamos, hacemos un descubrimiento en algo, realizamos un experimento, hacemos una cata, viene un visitante, vamos al cine a ver una película y cocinamos lo que vimos en la película”.
A su vez, hace hincapié en la evolución de los niños a lo largo de los casales: «Muchos llegan con prejuicios sobre ciertos alimentos, y en una semana logran redescubrir sabores y texturas. Es maravilloso ver cómo se emocionan al probar algo nuevo y darse cuenta de que les gusta».



Espai Granada también busca rescatar las tradiciones culinarias y fomentar una alimentación sostenible. «Queremos que los niños aprendan a aprovechar los ingredientes, a entender la estacionalidad de los productos y a cocinar con conciencia«, señala Silvia.
Espai Granada ya es un referente en educación gastronómica infantil, y su comunidad sigue creciendo gracias a la pasión con la que transmiten el amor por la cocina. “Una de las cosas más bonitas de trabajar con niños es precisamente la emoción que tienen, cómo absorben todo lo que les enseñas y ver sus caritas cuando les explicas cosas que les quedarán para siempre. Al final, buscamos que la cocina no sea una obligación, algo pesado y aburrido, sino que se convierta en un hobby, en un estilo de vida, en una forma de relajarse y comer bien”, concluye Sandra.